
En nuestra sociedad, las costumbres, modas, el consumismo, y la poca responsabilidad y compromiso con el ambiente, ocasionan problemas ambientales debidos entre otros a la gran acumulación de residuos sólidos.
El CENUR Litoral Norte-Sede Salto no escapa a ello, lo que motivó desde 2015 la generación de propuestas para mejorar la gestión de los residuos. En simultáneo, pretendíamos generar conciencia crítica y compromiso para la protección y cuidado del ambiente, como factor estratégico del desarrollo integral de todos los involucrados.
A este centro universitario concurren más de 5 mil personas, entre estudiantes, funcionarios docentes y no docentes, y otras personas que cumplen servicios de cantina y limpieza. Históricamente así como en la casi totalidad de la ciudad de Salto, sus residuos han tenido como destino el Vertedero Municipal localizado a pocos kilómetros de la ciudad. De este “basurero” emanan olores que se detectan a varios cientos de metros en la zona donde se localiza (Hipódromo y Colonia 18 de Julio), y dada las dimensiones que ha ocupado, hay escapes de distintos productos químicos que están alcanzando acuíferos subterráneos y cursos de agua superficiales (CSI Ingenieros y Estudio Pittamiglio 2011). Por otra parte hay muy poco conocimiento y conciencia de los potenciales beneficios ambientales y económicos, que pueden obtenerse a través de esa clasificación.
Ante éste y otros problemas ambientales constatados en nuestro espacio de trabajo (curso de agua que atraviesa nuestro parque en mal estado, ausencia de un espacio adecuado para estacionar bicicletas), se conforma en febrero de 2015 la Comisión de Gestión Ambiental (CGA) del CENUR Litoral Norte-Sede Salto.
Desde que se conformó la CGA, respecto al manejo de los residuos generados en este CENUR, realizamos las siguientes actividades:
- Inicialmente conseguimos una donación de 9 “juegos” de tres recipientes de distinto color (para separar plásticos y nylon, papeles y cartón, y “restos orgánicos”), que se distribuyeron en los pasillos del edificio central. Desde 2017 incorporamos un 4º recipiente en la batería, para separar los “dudosos” que no entraban en las categorías (en especial plásticos y cartones con restos de comida).
- Se diseñaron carteles explicativos que pegamos en los recipientes, y un afiche informativo sobre la campaña de clasificación. Este afiche impreso fue colocado en las puertas de acceso a salones de clase y oficinas, y en versión digital enviado a docentes y funcionarios.
- Se creó un sitio dentro de la página de la institución (http://www.unorte.edu.uy/cga), para informar sobre los cometidos y las actividades que realiza la CGA.
- Varios integrantes de la CGA recorrimos algunas clases explicando las razones de la campaña de clasificación en RN. Además participamos en el Curso Introductorio a la Generación 2016, 2017 y 2018 de la Unidad de Enseñanza (UAE), realizando talleres de concientización ambiental con estudiantes recién ingresados.
- Conversamos en varias oportunidades con el responsable y con trabajadores de la empresa que realiza la limpieza en el local, solicitándoles su colaboración en este emprendimiento.
- Para retirar los residuos clasificados, se coordinó inicialmente con la cooperativa de clasificadores “Las Gaviotas”. Debido a dificultades para realizar regularmente esta tarea, actualmente este servicio lo realiza otra empresa.
Más allá de estas acciones y logros alcanzados, detectamos varios aspectos a mejorar:
1- Aparecen residuos en recipientes que no corresponden, así como en los salones y pasillos.
2- En la empresa de limpieza no todos se involucraron con la clasificación.
3- Insuficiente número de “juegos de recipientes” para cubrir las oficinas, laboratorios y salones de clase.
4- No existe una infraestructura de compostaje de residuos orgánicos.
Por tal motivo, deberíamos considerar la adquisición (a través de compra o reciclaje) de nuevos recipientes junto con el mantenimiento de los juegos de recipientes que ya disponemos. Para el área de compostaje1, se propone instalar una estructura de madera que evitará el acceso de animales con los perjuicios que esto puede ocasionar. El compostaje de residuos orgánicos como restos de frutas, yerba y verduras mezclados con cortes de césped y podas del parque, permitirá que materiales eventualmente contaminantes que pueden propiciar el desarrollo de enfermedades y plagas, se transformen en biofertilizantes de alta calidad para uso en el área de parque.
Es importante asumir este proyecto en clave de una concientización y generación de un aprendizaje constructivo desde el colectivo, y que no se agote en este proyecto puntual sino que derrame socialmente. Por tanto debemos promover un cambio cultural hacia la sustentabilidad. La problemática ambiental y dentro de ella el consumo desmedido y falta de tratamiento de los residuos, impregna culturalmente como mal endémico nuestra sociedad contemporánea. La supervivencia de este modo de ser social guiados por el consumo desmesurado y el bienestar de sus miembros “dependen de la rapidez con la que los productos quedan relegados a meros desperdicios y de la velocidad y la eficiencia con la que éstos se eliminan” (Z. Bauman, 2006), cuanto más breve la vida útil y más perecedera sean los productos que demandamos, con mayor rapidez requeriremos su reposición.
Por lo cual consideramos importante de un modo interdisciplinar y complejo abordar la Educación Ambiental de manera complementaria a este proyecto, desde un consumo responsable y sustentable, así como en relación a su historia, el devenir de las causas que originan la problemática y las consecuencias que esta promueve. Sin una mirada de contexto amplia correríamos el riesgo de un abordaje fragmentado, olvidando que la clasificación de los residuos tiene un antes y un después. La “pedagogía ambiental ha de incluir, desde una perspectiva crítica, el análisis histórico tanto de las formas de organización social como de la gestación, desarrollo y permanencia de las concepciones sobre el universo, la vida, la conciencia, lo humano y las formas de apropiación-transformación de la realidad. (Rivarosa A., García D., Romero Cuevas R. M., Menegaz A., Tréllez E., 2009).
1 Actualmente y mientras se espera la autorización de instalar una huerta comunitaria en la sede, se llevan los restos orgánicos de cantina a compostar en un predio fuera de la ciudad.